A veces luego de un proceso terapéutico donde se han trabajado síntomas y patologías, podemos dirigirnos hacia un mayor bienestar personal. El enfoque gestáltico nos permite lograr una integración más profunda del ser, que nos hará tener una vida más serena, dicho en otras palabras, se resuelven o bien se minimizan los conflictos internos. Y no menos importante: se logra una evolución y madurez personal.
¿Qué es un conflicto interno?
Nos tenemos que imaginar como si nuestro ser estuviese divido en “bandos”, rupturas, escisiones, entre lo que me gusta de mí (mi ideal, creencias, valores, lo que se espera de mí) y lo que no quiero saber de mi mismo, lo que no me gusta, lo que niego. Y si, a veces nuestras partes entrar en conflicto; lo que genera momentos de indecisión, impulsividad, incoherencia, inconstancia, fobias, obsesiones, somatizaciones. Al fin y al cabo un síntoma es una “buena” manera de resolver un conflicto.
Desde este enfoque se pueden realizar ejercicios que nos permitan integrar estas partes disociadas, aceptar lo que no nos gusta, potenciar nuestras habilidades, lograr estar en equilibrio, en el presente, disfrutando.
Y junto con las otras corrientes podremos dirigirnos hacia una meta mayor: evolucionar y ser personas mejores. Esto implica mayor ampliar la conciencia sobre mí mismo, reflexionar a diario, aprender a pensar, aumentar la propia responsabilidad en la existencia, auto-cuidarse, ser mas asertivo, sentirme más libre y completo.