La terapia Gestalt se enfatiza en los aspectos creativos y promotores de cambio inherentes al ser humano. Es decir, se confía en la capacidad de autorregulación que tiene todo organismo, capacidad de encontrar la mejor manera posible de organizar la propia existencia. Algo así como que vivimos de la mejor manera que podemos. Existe una tendencia en nosotros hacia la autorrealización, hacia al desarrollo de potencialidades y recursos propios.
Desde este punto de vista, el terapeuta es una guía dentro de este proceso, sirve de acompañante de este proceso, ayuda al propio darse cuenta, pero de ningún modo es el responsable de estos cambios. De aquí que en Gestalt, al destinatario del terapia se lo considere cliente en lugar de paciente, el paciente espera, es pasivo en este proceso, y dentro de este enfoque es el cliente quien actúa los cambios; desde el principio está considerado como actor de su propia vida (y no como un mero espectador).
Esta última premisa nos arroja directamente a la idea del presente, del aquí y ahora, donde es visto como el único lugar donde es posible que la vida suceda, que lo cambios ocurran; donde se existe y donde puede actuarse.
Guardarse las vivencias en pos de un futuro “prometedor” o remitirse constantemente al pasado es para este enfoque una huída hacia la fantasía o teorización que poco tiene que ver con la experiencia y el sentir del aquí y ahora.
Visión del Hombre y del Síntoma
El enfoque plantea una visión global del ser humano. En lugar de plantearse eliminar síntomas, la gestalt persigue ante todo la toma de conciencia de la existencia de dichos síntomas, el cuestionarse el sentido de estos síntomas en la situación actual, es decir, plantearse el para qué de los mismos:
¿Qué hace la ansiedad por usted?
¿Qué sentido tiene que usted tenga ansiedad ahora?
¿Qué está evitando con ello?
Dentro del enfoque global de la persona, se hace especial énfasis en tres dimensiones como partes constitutivas de nuestro ser (mente, emoción y sensación), que no se deja de ser humano por ser animal, ni de sentir por pensar, ni de amar por sentir ira.
Esa una aproximación a nuestra realidad desde estos tres registros, que brindan una perspectiva mas amplia e integrada de nuestra propia identidad.